domingo, 26 de enero de 2014

Curso LIADA de El Sistema Solar a distancia
Condiciones en:

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Programa del Curso  El Sistema Solar
 

¿Que es el Sistema Solar

a1) Aspecto del Firmamento: Idea General.

a2) Movimientos aparentes de los planetas.

a3) Fases de los planetas

a4)  Planetas “Antiguos y Planetas “Nuevos”

a5) Las Distancias en el Sistema Solar

a6)  Otros Componentes del Sistema Solar

b) La Mecánica Celeste


b1) Las Leyes de Kepler de los movimientos planetarios

b2)  Movimientos planetarios

b3)  Relación de Titius- Bode de las distancias planetarias

b4) La Ley de Gravitación Universal

b5) Perturbaciones Planetarias

b6)  El perihelio de Mercurio y la Teoría de la Relatividad

b7) Efecto de las mareas  

c) Los Astros del Sistema Solar

c1) El Sol

c2)  Planetas gigantes y planetas terrestres

c3)  El Planeta Mercurio

c4)  El Planeta Venus

c5)  El Planeta Marte

c6)  El Planeta Júpiter

c7)  El Planeta Saturno

c8)  El Planeta Urano

c9)  El Planeta Neptuno

c10) Planetas Enanos: Plutón y otros.

c10)  Los Satélites del Sistema Solar

Tabla de algunas característica de los Satélites del Sistema Solar.

c11)  La Luna

Los Eclipses de Luna

c12)  Asteroides

c13)  Cometas y Meteoros

d) Origen del Sistema Solar 

d1) Origen de los Planetas

d2) Teoría de la nebulosa primitiva

d3) Teoría Catastrófica

d4) La  Teoría del Campo Magnético

d5) Origen de Plutón

d6) Origen de los Astros menores

 d6-1) Origen de los satélites

d6-2) Formación de la Luna

d6-3) Origen del cinturón de  asteroides

d6-4) Origen de los cometas 

Referencias



¿Qué es el Sistema Solar?

 
 
 
Imagen de Júpiter mostrando sus Bandas Ecuatorioales obtenida por el Prof. Dr. Raúl R. Podestá

Imagen de Júpiter y sus Satélites Galileanos obtenidas por el Prof. Dr. Raúl R. Podestá
 
 

Idea General

 

Comenzaremos por considerar lo que es posible conocer del Sistema Solar sin la ayuda de ningún artificio, esto es una primera aproximación. 

La multitud de puntitos luminosos que pueblan el firmamento son otros tantos astros situados en lejanas regiones del espacio. Su luz, que vemos brillar ahora, proviene en algunos casos de épocas remotas, ya que la luz de algunas estrellas ha tenido que viajar durante muchos años en el espacio antes de llegar a nosotros. 

Si se prolonga la contemplación del firmamento durante horas se observará que todos los astros parecen girar en el sentido este – oeste, manteniéndose siempre constante sus distancias relativas. Este movimiento de los astros no es real, sino que se trata de un efecto de la rotación de la Tierra alrededor de su eje. 

Si se prolonga todavía más la contemplación, se observará que unos pocos astros, que también reclaman la atención por su luminosidad, no solo tienen su movimiento de giro alrededor del eje del mundo, sino que también se desplazan respecto al fondo de las estrellas fijas. Estos cuerpos celestes son los planetas del Sistema Solar; es decir, astros que no brillan con luz propia, sino con la luz que reflejan del Sol, alrededor del cual giran. Su cambio de posición en el firmamento es un reflejo de su movimiento de traslación en torno al Sol.  

Aparte debemos mencionar que los Planetas no presentan el característico centelleo, común a todas las estrellas. Este fenómeno se debe a que el centelleo es una característica de las fuentes de luz puntuales, es decir, de aquellos focos luminosos que se reducen a un punto sin dimensiones, y las estrellas, debido a su gran distancia, se comportan como tales, pero los planetas están a distancias mucho menor comparadas con la distancia de las estrellas. 

                        El planeta de más fácil identificación es sin duda Venus, puesto que
                        después del Sol y la Luna es el astro más luminoso del firmamento.

Su brillo máximo es 15 veces superior al de la estrella más brillante: Sirio. Debido a su gran brillo, en condiciones muy favorables, se puede identificar en pleno día, por supuesto conociendo previamente su posición.

Por las posiciones aparentes que pueden adoptar en el cielo, Venus no se aleja excesivamente del Sol y en las condiciones más favorables se puede observar unas cuatro (4) horas antes y después de la salida y puesta del Sol. 

Otro planeta de fácil reconocimiento por su coloración rojiza, que se destaca entre los otros astros, es Marte. Su luminosidad presenta importantes cambios debido a las variaciones de su distancia a la Tierra, pero cuando alcanza su valor más elevado sobrepasa incluso al de todas las estrellas. Sus períodos de visibilidad son superiores a los de Venus, por lo tanto superiores a 4 horas.  

La identificación de Júpiter es más problemática, puesto que la tonalidad  blanquecina de su luz y el valor de su luminosidad relativamente elevado pueden, en ciertas circunstancias, producir una confusión con Venus. Este error no es posible cuando los dos astros son visibles, ya que el brillo de Venus es generalmente superior, y sobre todo su situación en el firmamento permite su identificación y la de Júpiter por exclusión. 

En el caso de Saturno, el planeta más lejano entre los visibles a simple vista, su luminosidad no facilita su identificación, puesto que aun siendo elevada es igualada por bastantes estrellas fijas. Tampoco se obtienen mejores resultados si se observa  su movimiento respecto a las constelaciones, ya que su gran distancia a la Tierra hace que este movimiento solo se pueda detectar tras cuidadosas mediciones. De aquí que la única característica que puede servir para una rápida localización, aparte del conocimiento previo de su situación en el firmamento, sea la fijeza de su brillo, que se destaca entre todos los astros próximos en el sector a observar. 

Un caso especial lo constituye Mercurio, el planeta que se encuentra más próximo al Sol en el espacio. Las condiciones de visibilidad de este planeta son muy limitadas, ya que en los mejores momentos para realizar observaciones, el planeta se encuentra muy  bajo en el horizonte.

 Se sabe que grandes astrónomos de la Edad Media nunca pudieron observar al planeta Mercurio. El escaso margen de observabilidad del planeta se debe a su proximidad al Sol, ya que se aparta muy poco de él y además su brillo se ve disminuido debido a los rayos solares. Los mayores períodos de observación no superan las 2 horas.